¡No hace falta negarlo, la tan esperada revolución de interacción y colaboración provocada por las herramientas de videoconferencia realmente ha ocurrido!
Hay que decir, sin embargo, que la contribución involuntaria de la reciente pandemia a este fenómeno no ha sido para nada indiferente, ¡al contrario! El contexto sanitario ha demostrado ser el factor determinante para finalmente traer tecnologías que están disponibles desde hace algún tiempo, aunque no hayan «rompido», pero que han podido dar una solución inmediata a la necesidad de continuidad en interacción humana, aunque sea remotamente. Esto ha supuesto la explosión efectiva del mercado de estas herramientas (tanto profesionales como libres), tanto en el mundo laboral como en el privado, marcando una clara discontinuidad respecto al anterior crecimiento constante pero lento.
En efecto, si Skype (en su versión Skype4Business) como Cisco Webex, GoTo Meeting, TeamViewer y muchas otras herramientas aún más propias del mundo empresarial ya se habían afianzado en las empresas (para facilitar la colaboración entre empleados de distintas localizaciones, organizar webinars y conferencias online, agilizar el contacto remoto con socios, clientes y proveedores, o brindar asistencia a los colaboradores sin la obligación de agotar los viajes), es solo con la pandemia que todas estas soluciones (y otras) han aprovechado la oportunidad para generalizarse (también utilizadas para facilitar la participación mixta/híbrida, local y remotamente) y demostrar ser herramientas útiles y apreciadas en todos los entornos de trabajo.
Hay que pensar que si antes de la pandemia uno de cada 2 trabajadores consideraba innovadoras a las empresas que utilizaban sistemas de videoconferencia, ahora estos sistemas se han vuelto de dominio público, y en 3 de cada 5 empresas hoy en día se utilizan estas herramientas a diario. Sin embargo, no es de extrañar que un tercio de estas empresas declaren que solo comenzaron a trabajar con estas herramientas por primera vez durante la pandemia. No solo. Para demostrar su omnipresencia, la facilidad y flexibilidad de uso rápidamente adquiridas y también la capacidad de los usuarios para adaptarse mutuamente a las herramientas utilizadas por colaboradores y clientes, hasta 9 de cada 10 empresas declaran utilizar más de una plataforma a la vez.
Este repentino cambio de hábitos laborales y personales ha supuesto una auténtica temporada «revolucionaria» para las tecnologías del sector, que se han podido beneficiar al mismo tiempo de un importante impulso del mercado y de un estímulo sin precedentes para cubrir nuevos requerimientos y por tanto para inversión en desarrollos evolutivos, tanto en términos de mejora funcional como en términos de eficiencia/rendimiento y experiencia de usuario.
En esta fase, tanto los productos que ya estaban en el campo, como Zoom o Google Meet, como los nuevos productos recién lanzados, como Microsoft Teams y otros (LifeSize, Lifestorm, Zoho Meetings, U Meetings,…) pudieron crecer numéricamente. y establecerse mejorando su funcionalidad, impulsados por necesidades concretas, oportunidades comerciales y competencia mutua. Por ello, se han mejorado propiedades generales, como la estabilidad, el uso de ancho de banda y la calidad de audio y video, así como el soporte para múltiples conexiones (hoy en día los principales productos pueden soportar hasta varios cientos de usuarios conectados simultáneamente a una sola videoconferencia), así como como las funciones auxiliares que ofrecen (agenda, invitación, registro, integración con otro software, división en grupos y creación de salas, etc.).
Y es que hoy esta situación deja tras de sí una nueva forma de relacionarse y, en particular, de trabajar, donde estos productos software se han convertido en herramientas inevitables e insustituibles, también para poder acoger la posibilidad consolidada de movilidad y flexibilidad laboral y de conciliación con vida privada.
No es solo el empleado quien se beneficia de ello, sino todas las realidades productivas, tanto es así que prácticamente todas las empresas declaran beneficios en términos de productividad y calidad del trabajo en el uso de herramientas de colaboración. Además, la mitad de las empresas también las ven como herramientas para reducir tiempos y costes de desplazamiento elevados y ya no imprescindibles y también para recuperar y reorganizar espacios (por ejemplo, transformando grandes salas de reuniones en muchos pequeños nichos aislados/insonorizados -llamados Huddle Rooms-, quizás equipado con equipo de audio/video, específicamente dedicado a individuos o pequeños grupos para videoconferencias). Estadísticas recientes (2022) informan que más de dos tercios de las personas y empresas encuestadas afirman que el uso de la videoconferencia ha permitido mejorar las interacciones y la colaboración, respectivamente con otros colegas y departamentos y con sus clientes y socios. Los buenos hábitos adquiridos, por tanto, no se han abandonado al final de la pandemia, y un porcentaje idéntico de encuestados sigue reportando tanto un aumento en el número de reuniones organizadas a través de videoconferencias, como un aumento en la implicación y colaboración en el trabajo compartido. gracias y el uso de instrumentos virtuales.
Este tipo de comunicación se utiliza hoy en día para todo tipo de interacciones laborales, desde las interacciones directas hasta las grupales. Las estadísticas sobre el uso de la videoconferencia muestran que se usa comúnmente en 4 de cada 5 situaciones, tanto para colaboración uno a uno como para reuniones de equipo, y en la mayoría de los casos tanto internamente como para comunicarse con clientes y socios externos.
¡Soluciones interactivas que, por lo tanto, han traído muchos beneficios, tanto en términos de efectividad para las empresas como en términos de funcionalidad y organización del trabajo para los usuarios finales!